Días que pasan

Imprescindible

Un día se le acercó, le cogió la mano y le susurró al oido:
- ¿Sabes que eres imprescindible para mí? ¿Lo sabes?
Sonrió, no sabía que decir, un lo sé no hubiese bastado, sentía que tenía que decir algo más, pero no sabía el qué, por eso decidió que lo mejor era callarse, para no meter la pata.
Ella era imprescindible para alguien, eso era ser importante, se sintió importante durante los días siguientes a que se lo dijera, se sintió primero querida y luego importante, hasta que se dió cuenta de la responsabilidad que suponía para ella, cayó enferma y no se sentía mal por ella, sentía que para él podía estar siendo más doloroso que para ella misma, si no podía seguir sin ella, quizás estuviese enfermo él también, quizás hubiese caido enfermo por su culpa, dejó de comer por la preocupación y poco a poco fue perdiendo las fuerzas, porque él debía estar en cama y por eso no la visitaba, ni la llevaba flores... Cuando tuvo que ser ingresada en el hospital, fueron a avisarle, él no sabía nada, ni siquiera se había enterado de lo que pasaba, simplemente era otra en su lista.