1 de Septiembre 2004

solo los tontos se aburren

Esto lo escribí ayer... lo publico hoy... y espero que os guste:

Miró debajo de la cama antes de acostarse, lo hacía desde niña, para que no pudiese esconderse un monstruo allí debajo, por suerte nunca encontró ninguno, porque tampoco hubiese sabido que hacer, quizás hubiese intentado hacerse su amiga, pero no hubiera sido posible, los monstruos que se esconden debajo de la cama nunca tienen buenas intenciones, y le hubiese tenido que echar... ¿como se les asusta? quizás les asustaba la luz, igual que a ella la oscuridad... al fin y al cabo, debajo de la cama era el mejor sitio para alguien a quien no le gustara la luz, recordaba aquel día que se le cayeron las canicas de su hermano y se fueron varias rodando debajo de la cama, se tuvo que armar de valor para buscarlas, porque no tenía linterna, y debajo de la cama estaba muy oscuro, pero ella tenía que devolverlas antes de que él volviese y se diese cuenta.
Pero ahora ya era mayor, ya no cogía las canicas de su hermano para mirarlas y pensar en lo bonitas que eran, y la suerte que tenía su hermano de tener tantas y de tantos tamaños, y mirar debajo de la cama era como un juego, un recuerdo de la niñez que se había convertido simplemente en un acto reflejo.
Ahora los monstruos eran otros, había otras cosas de que asustarse, porque había crecido, y tenía que preocuparse de las notas, tenía que pensar en que iba a hacer cuando acabase la carrera, tenía que pensar las cosas que piensan los mayores, porque eso era lo adecuado, no podía seguir jugando y tenía que dejar de soñar con tonterías ¿alguna vez habían sido tonterías sus sueños? Los que recordaba, quedaban en su memoria por lo bonitos que eran, su vida había estado llena de ellos, había soñado todos los días despierta, hasta que le dijeron que eso era de niñas, y entonces solo se atrevía a hacerlo a escondidas.
Comenzó soñando con príncipes y princesas, luego ella se convirtió en la heroína, rescataba gente de casas en llamas, salvaba a un niño de ahogarse... sin las voces en su cabeza, sin poder imaginar un mundo distinto al cerrar los ojos, su vida sería distinta, aburrida, ella también sería aburrida, quizás para los demás lo era ya, pero ella no se aburría nunca porque siempre tenía algo que hacer, podía aprender a tocar un instrumento y oir después los aplausos del público, podía cruzar el mar entero a nado, y hablar con delfines, tener una conversación bajo el mar con las sirenas que intentarían convencerla para que se quedara, pero ella no podría, porque tendría que llegar a Nueva York a ver la gran manzana y pegarle un bocado... Solo los tontos se aburren, eso le decía su padre, luego la decía también que ella parecía tonta, pero no podía serlo, porque ella no se aburría nunca...
Todo esto lo pensó en un segundo, en el segundo exacto en el que apretando el interruptor se arropaba con las sabanas de su cama dispuesta a dormir, y a pesar de todas las advertencias... soñar.

Escrito por Palo a las 1 de Septiembre 2004 a las 04:17 AM
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